¿Cómo o por qué nació la editorial?
Larría Ediciones nació en plena pandemia, en agosto del 2020, a partir de una necesidad de enfrentar el desasosiego con un espacio para la creación. Iniciamos con una novela, casi como un juego y rápidamente se transformó en un proyecto claro. Tomamos como punto de partida dar a conocer nuevas voces de la literatura argentina, ya que entendemos que hay muy buenos textos a los que se les hace difícil llegar a la publicación.
¿Por qué se llama así?
Larría es la localidad ficticia donde transcurre la historia de Bajo la piqueta, de Andrea Leiva, primera novela de la editorial y la que dio inicio al proyecto. Nos gustó el hecho de identificarnos con un territorio de ficción. Larría es una conjunción de la ría, un brazo de mar que entra en la ciudad y sirve como puerto seguro. Nos identificamos con esa idea de que la editorial fuera un lugar para las obras inéditas, un puerto desde donde puedan iniciar su viaje hacia los lectores.
¿Tenían una idea predefinida del catálogo que querían tener o se fue haciendo a medida que publicaban?
Sí, nuestra idea siempre fue publicar narrativa de nuevos autores para un público deseoso de novedades y por eso buscamos formar un catálogo con obras muy trabajadas y de gran calidad literaria. Dado que se trata en su mayoría de escritoras y escritores que publican sus primeros libros buscamos que el sello funcione como una garantía de la calidad de su catálogo. Desde ya, que con el tiempo notamos como hay obras que comulgan unas con otras y eso nos da la certeza de que vamos por buen camino.
¿Cómo seleccionan material?
Recibimos muchos manuscritos, sobre todo a partir del año pasado, y en general de muy buena calidad. Eso nos obliga a tomarnos más tiempo para lograr seleccionar cuáles serán publicados y así hacer un trabajo de curaduría. Le damos absoluta prioridad al texto: publicamos como editores aquello que nos cautiva como lectores. Somos tres lectores y la aprobación debe ser unánime.
¿Cuál es su mecánica de trabajo una vez seleccionado el autor/a que van a publicar?
Una vez seleccionada la obra, lo primero que hacemos es reunirnos con el autor o autora. Así le hacemos una primera devolución, luego le devolvemos el manuscrito con algunos detalles que buscamos mejorar, porque es ese el segundo paso de nuestro trabajo como editores, así iniciamos un ida y vuelta que busca lograr la mejor versión del texto antes de publicarlo.
¿Cuán integrado queda el autor/a en el proceso de trabajo?
El autor o autora va dialogando con nosotros sobre esos ajustes, una vez terminado esto, va a corrección. Acá pueden surgir nuevos aportes o consultas de nuestra correctora, Carolina Fernández, donde volvemos a participar el autor y los editores, para pasar luego a la maquetación. Una vez terminada esta, se envía una prueba de galera para que el o la autora haga las revisiones.
¿Cómo deciden el diseño de tapa?
El diseño de tapa, como decisión editorial, es siempre una ilustración de una escena de un cuento o de la novela. Le pedimos a los autores que nos den una selección de esas escenas que ellos verían como tapa, también aportamos nosotros. Esto finalmente se consulta con Pilar López Leiva, nuestra ilustradora, y allí terminamos de definir el diseño.
¿Cómo ves a la editorial dentro de un año?
Dentro de un año es mucho tiempo en estos tiempos, pero nos encantaría seguir con seis lanzamientos por año, para darle aire entre libro y libro y quizás añadir una nueva colección de no ficción. A veces se hace difícil sostener el proyecto en un contexto adverso en el frente económico y cultural. Para muchos de nosotros la editorial no es nuestra fuente de ingresos, debemos tener otros empleos. De todas maneras, el trabajo se hace con mucha alegría y entusiasmo, porque editar es algo que nos cautiva.
¿Qué te parece que hace la editorial para mejorar la industria?
Creo que como muchas editoriales independientes surgimos para enfrentar a la concentración en grandes grupos editoriales. Somos agentes culturales y, como ha ocurrido muchas veces y comentaba más arriba, lo hacemos más movidos por el deseo que por el afán de lucro y creo que la satisfacción pasa más por ver convertido en libro un texto que nos cautiva que por sus cifras de venta.