¿Cómo o por qué nació la editorial?
Durante unos años, tuvimos un fanzine dedicado, sobre todo, al boxeo amateur. Cuando juntamos un material considerable, nos planteamos publicar un libro artesanal con algunas entrevistas y crónicas. Ahí surgió la idea no de publicar un solo libro, sino varios. La editorial arrancó a partir de esa eventualidad.
¿Por qué se llama así?
Omashu es el nombre de una ciudad ficticia, que aparece en una serie animada llamada Avatar: la leyenda de Aang. En tal ciudad el rey pedía a sus amigos que abrieran su mente a las infinitas posibilidades de uso que tienen los objetos. De ahí tomamos la propuesta para nuestros libros.
¿Tenían una idea predefinida del catálogo que querían tener o se fue haciendo a medida que publicaban?
Queríamos publicar ficción contemporánea y algunos clásicos. También una colección de textos de no ficción que recuperaran discusiones acerca de los distintos procesos de escritura, contemplación y creación. Luego fuimos sumando otras colecciones a partir de diferentes circunstancias y curiosidades. Por ejemplo, una serie de cuentos hechos en impresión tipográfica o retazos poéticos -que buscan recuperar alguna dimensión del género epistolar- en forma de plaqueta. Ahora estamos trabajando en ciertas experimentaciones materiales para salir con una colección nueva. Pareciera que el principio se inicia siempre a partir de una preocupación material. Quizás sea así.
¿Cómo seleccionan material?
En general, invitamos a participar a autores y autoras que admiramos. Pero también, una vez al año, publicamos textos del material que nos llega desde las redes. La elección es compleja porque entra en consideración las diferentes intervenciones que podrían incluirse a los textos. Por otro lado, buscamos construir un cuerpo orgánico a través de un catálogo que incluya temas y estéticas que nos movilicen. Y como en la editorial tenemos gustos distintos, tratamos de equilibrar esa cuestión.
¿Cuál es su mecánica de trabajo una vez seleccionado el autor/a que van a publicar?
Pensar un concepto general que llevará adelante la materialidad del libro en su conjunto. Luego transmitirle esa idea al autor-autora. Y si es aceptada, nos reunimos con las chicas de la sección del arte. Mientras ellas elaboran su propuesta, nosotros continuamos proyectando el libro. Probando papeles, colores y diferentes tipos de impresiones. Cuando tenemos listo el arte, empieza el trabajo de ensayo y error en el taller, hasta dar con el artefacto deseado.
¿Cuán integrado queda el autor/a en el proceso de trabajo?
Por su carácter artesanal, les acercamos -de manera previa- a los autores y las autoras todas nuestras proyecciones sobre la materialidad posible. También buscamos conocer la relación de ellos con sus textos. La idea es integrar el mayor caudal posible de propuestas.
¿Cómo deciden el diseño de tapa?
Trabajamos las tapas a partir del concepto general que pensamos para la materialidad del libro. Entonces, nos reunimos con las chicas que hacen la sección del arte. A partir de esa premisa, las chicas traen una propuesta, que a veces hasta modifica la idea inicial, y se la acercamos a los autores o las autoras.
¿Cómo ves a la editorial dentro de un año?
Publicando libros, disfrutando del arduo proceso de leer, seleccionar y trabajar en conjunto para dar con el artefacto de lectura deseado. Llevando adelante presentaciones que incluyan algún tipo de presencia escénica. Profundizando esta experiencia que nos gusta tanto.
¿Qué te parece que hace la editorial para mejorar la industria?
No es una prioridad o algo que nos planteamos cuando iniciamos este camino. Tampoco está en el presente. Si hacemos algún pequeño al campo del libro, genial. Sólo buscamos ofrecer nuestra mayor responsabilidad y pasión a este oficio que fuimos adquiriendo. Publicar los mejores libros que nuestras herramientas y capacidades nos permitan. Entregarnos por completo a esta aventura necesariamente colectiva y amorosa.