Talleres literarios - Anahí Flores

¿Por qué nació el taller?

Cuando tenía diecisiete años saqué un premio literario en Gaiman, Provincia de Chubut. Gracias a ese premio conocí a Mary Zúñiga, una bibliotecaria de Villalonga que estaba en Gaiman por motivos parecidos. Ella me invitó a viajar a su pueblo y a dar un taller literario para los chicos que iban a su biblioteca, a quienes llamaba “cómplices de sueños”. Viajé algunas veces a Villalonga. La mezcla de viaje con literatura, y con esos chicos maravillosos que se lanzaban a escribir, quedó grabada en mí. (Tengo una foto de mil novecientos noventa y algo, que quiero compartir con ustedes).


Aclaro: si bien aquel fue el primer taller que di, luego, por un par de décadas, me dediqué a actividades relacionadas con el trabajo corporal. Durante algunos años viví afuera y mantuve las palabras de mi lengua como algo más privado. Hasta que volví a la Argentina, al castellano y, entonces sí, a dar talleres.


¿Por qué el nombre?

Cada taller que doy tiene un nombre relacionado con su propuesta. Pero podría decirse que todos se engloban en: Taller literario de Anahí Flores. Sé que no es un nombre ocurrente. Reservamos la creatividad para dentro del taller.


¿Tiene restricciones un taller? ¿Cuáles?

Cada taller es un mundo, y cada mundo tiene sus reglas. Hay talleres a los que puede venir quien quiera que desee escribir y leer. Hay otros en los que hago selección (yo misma convoco a la gente), para poder trabajar con mayor profundidad.

Un taller es un lugar en el que se generan lazos y confianza entre los que participan, entonces hay algunas cosas que no tienen lugar, como los comentarios desubicados con mala onda (es una pena, pero un par de veces al año ocurren situaciones así, que me mantienen alerta).


¿Por qué le recomendaría a alguien empezar en su taller?

Y… tal vez no se lo recomendaría a nadie.

Si alguien quiere venir, viene.


¿Qué opinión tiene de la modalidad virtual?

¡Me encanta! Facilita la vida, tanto en la versión asincrónica como en la sincrónica.

Fijate que en algunos talleres hay gente que vive en diferentes países. O dentro de Argentina pero en otras provincias. No podríamos trabajar juntos, no podría acompañarlos en sus procesos de escritura si no dispusiéramos de estas herramientas maravillosas que hace unos años no hubiéramos imaginado tan accesibles.

Uso de todo: mail, whatsapp, zoom… En breve, telepatía.


¿Para qué sirve un taller literario?

Me gusta pensar que no sirve para nada.

Las mejores cosas, como la poesía, jugar o el amor, no son utilitarias.


¿Le sirve a alguien que recién empieza a escribir un taller? ¿Y su taller en particular?

Acá voy a contradecirme con la respuesta anterior, pero esa es la idea. A quien recién empieza a escribir lo que más le va a servir es leer. Pero no leer porque sí, de un tirón, sino leer agudizando la mirada, observando el texto como si fueran piezas de una máquina que podrían, tal vez, cambiar de lugar y realizar otras funciones. Por eso en todos mis talleres la escritura viene enlazada con la lectura.

Respondiendo a tu pregunta: venir al taller puede desencadenar esta forma de leer con ojos de escritor, que luego aplicamos a los textos propios.


¿Por qué se habla de “taller” literario?

Porque se viene a probar, a poner las manos en la masa, y no a estudiar o a aprender teoría. Se viene a experimentar, a rehacer y reescribir, a equivocarse, a practicar la escritura y a compartir esta experiencia en grupo. Y (fundamental) a reírnos con otros que están en la misma. Creo que la risa surge cuando estamos haciendo algo que nos gusta y estimula. Últimamente estoy convencida de que si no aparece la risa durante algún taller, algo salió mal.


¿Cómo organiza el grupo o los grupos?

Son muchos grupos (a veces me mareo) y cada uno tiene su propia organización. Doy talleres por mail y por zoom. Talleres breves y talleres largos, sin fin. Talleres pensados para quienes recién empiezan a escribir y talleres para quienes están hace tiempo en el oficio. De poesía, cuento o novela breve. Talleres en los que se trabajan herramientas específicas. Talleres de escritura, y la etapa siguiente: de reescritura o revisión. No tengo una única forma de organizarlos.


¿Por qué se dedica a coordinar un taller literario?

El otro día, un alumno al que quiero mucho dijo (copio y pego, fue en un mail que compartió con el grupo de ese taller): “En los talleres de Anahí se garantiza la diversión. Directamente proporcional al aprendizaje.”

Y luego, una alumna a quien también quiero mucho, dijo (copio y pego porque es un posteo de su instagram), refiriéndose a un taller donde revisamos su novela breve: “…me abrieron un mundo. Me conmovieron con sus devoluciones. Me dieron muchas ideas para trabajar y mejorarla. Y terminamos a las carcajadas. No pudo haber sido mejor.”

Desde chica me prometí que solo invertiría mi tiempo en cosas que valieran la pena y rodeada de gente que me cayera bien. Tal vez me dedique a dar talleres literarios porque es una manera estimulante y divertida de vivir.


@anahi_floresflores


www.anahiflores.org

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